MARIA LA GORDA

La selva, la playa, el mar, corales creciendo hasta la orilla. Un poco mas adentro, un gran arrecife con una gran pared que parece no terminar nunca de caer; y mas allá: el azul profundo. En medio de todo esto, un grupo pequeño de humanos con un único propósito: bucear. Así es María La Gorda.

Cada nuevo buceo es la continuación del anterior. Es como si despertáramos de un sueño y lo pudiéramos retomar en el punto y momento exacto en que lo dejamos. Sus paisajes son tan misteriosos como la vida misma. Al final de cada túnel, de cada pasaje, cada vez que nos internamos en alguna grieta nunca sabemos con que nos vamos a encontrar.

La Naturaleza trabajando durante miles de años para ofrecernos este santuario. Un lugar de descanso y paz para el alma. Un lugar para encontrarnos y descender a lo mas profundo de nosotros mismos. Un lugar para celebrar la vida.

María La Gorda fue mi primer lugar de buceo. Si bien mi primera inmersión la realicé en La Habana, fué aquí donde comencé a bucear, donde me encontré con el Mar. Esta experiencia cambiaria mi vida para siempre.

Si cuando estaba regresando de mi primer viaje, alguien me hubiera dicho que iba a volver, le hubiera creido. Ahora, si alguien me hubiera dicho que allí había terminado una etapa de mi vida y que había comenzado una nueva. Una totalmente diferente, y que iba a ser tan diferente que un día iba a regresar, y que seria para pintar bajo el mar. Creo que la respuesta hubiera sido la misma que están pensando. Sin embargo, la respuesta es otra, y está aquí, frente a sus ojos. Posiblemente, igual que a ustedes, a veces me cuesta creerlo.

"... los Hombres, finalmente, somos lo que hacemos."

aguaenelcielo